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Plataforma Neo 2014 400 páginas
Reseña
Antes de abrir un libro
juvenil, a veces es necesario hacer una pequeña preparación mental previa y decirse a uno mismo: “Venga,
no me importa que me vaya a caer encima todo el armario de tópicos adolescentes”. Con
Felices por siempre jamás es aconsejable aplicarse el cuento porque sus páginas están llenas de esos clichés que pueblan el maravilloso mundo YA. Comenzando por el título que, por una vez, la traducción al español no empeora. Pero si uno asume desde el principio (e intenta que no le importe) que el argumento va a tener su buena dosis de drama adolescente inflado con unos cuantos te-quiero-no-puedo-vivir-sin-ti en boca de niños de 17 años que no tienen ni idea de nada, la historia incluso se disfruta.
Isla es la tercera (y última) de las protagonistas femeninas de esta trilogía de historias de amor juvenil que recorren París, San Francisco y Nueva York. Este último libro vuelve al lugar donde comenzó la historia con Anna y Étienne en Un beso en París: un internado en la capital francesa para niños bien estadounidenses. Stephanie Perkins se centra en esta ocasión en Josh, el amigo del carismático Étienne, que vive y respira solo para dibujar sus cómics. Cuando sus compañeros se gradúan un año antes y él se queda solo en la ciudad, comienza a reparar en Isla, la chica tímida de su clase que lleva años enamorada de Josh.
Para ser la típica historia de enamoramiento enquistado durante varios años (te quiero, pero no me miras, un día hablamos, pero... ¡ay! ahora tienes novia), Perkins resuelve el nudo amoroso en los primeros compases. En apenas unas cuantas páginas, Isla y Josh ya son felices y a punto de comer las perdices que anticipa el título del libro. Hasta que los dos cometen una estupidez. Porque son jóvenes y casi no saben ni por dónde les da el aire. Porque Josh es un pelín egocéntrico y está demasiado absorto en su propio mundo. Porque Isla roza la paranoia y los celos absurdos. Y no, ninguno de los dos me resultó especialmente simpático, aunque en defensa de Perkins admitiré que todos esos defectos típicos de la adolescencia les dan un toque muy realista.
El drama dramático que obliga a Isla y a Josh separarse durante otras cuantas páginas me resultó forzado y sacado de madre. Aunque, al igual que los defectos irritantes de los dos protagonistas, va muy en consonancia con lo que es ser adolescente y hacer gilipolleces por un chico. Le concedo a Perkins tres cosas que sabe hacer muy, muy bien: crear buenos personajes secundarios, arropar sus historias en escenarios que se convierten casi en protagonistas (París y Nueva York, esa sí que es una buena historia de amor) y escribir escenas de las que te arrancan la sonrisa tonta. Al juntar las piezas, Isla pierde fuerza. Pero por separado, algunas partes funcionan de maravilla y son prácticamente perfectas. La autora tiene un don para manejar el azúcar en su punto justo: sin empacharse y sin quedarse a medias.
Dicho esto, a Isla y a Josh no les daría más de dos meses juntos en la vida real. Pero oye, qué libros más monos le salen a Perkins.
Isla es la tercera (y última) de las protagonistas femeninas de esta trilogía de historias de amor juvenil que recorren París, San Francisco y Nueva York. Este último libro vuelve al lugar donde comenzó la historia con Anna y Étienne en Un beso en París: un internado en la capital francesa para niños bien estadounidenses. Stephanie Perkins se centra en esta ocasión en Josh, el amigo del carismático Étienne, que vive y respira solo para dibujar sus cómics. Cuando sus compañeros se gradúan un año antes y él se queda solo en la ciudad, comienza a reparar en Isla, la chica tímida de su clase que lleva años enamorada de Josh.
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El drama dramático que obliga a Isla y a Josh separarse durante otras cuantas páginas me resultó forzado y sacado de madre. Aunque, al igual que los defectos irritantes de los dos protagonistas, va muy en consonancia con lo que es ser adolescente y hacer gilipolleces por un chico. Le concedo a Perkins tres cosas que sabe hacer muy, muy bien: crear buenos personajes secundarios, arropar sus historias en escenarios que se convierten casi en protagonistas (París y Nueva York, esa sí que es una buena historia de amor) y escribir escenas de las que te arrancan la sonrisa tonta. Al juntar las piezas, Isla pierde fuerza. Pero por separado, algunas partes funcionan de maravilla y son prácticamente perfectas. La autora tiene un don para manejar el azúcar en su punto justo: sin empacharse y sin quedarse a medias.
Dicho esto, a Isla y a Josh no les daría más de dos meses juntos en la vida real. Pero oye, qué libros más monos le salen a Perkins.
lo mejor
Los paisajes que acompañan las historias de Perkins, con París y Nueva York como telón de fondo en este último libro y una aparición estelar de Barcelona. El encanto que tiene la autora para escribir escenas de esas que arrancan un suspiro.
lo peor
La trama no daba para mucho y llegar a resultar algo forzada e inflada. Los personajes no me movieron en absoluto e incluso, a ratos, me cayeron gordos.
Los libros de Stephanie Perkins tienen pinta de ser ligeritos, tengo pendiente hacerme con los libros desde hace ya un tiempo, pero nunca encuentro el momento.
ResponderEliminarSaludos!
Espero leer pronto la primera parte ya que me apetece desde hace mucho. Un besote :)
ResponderEliminarHola! la verdad es que no leí ninguno de la trilogía, aunque todos me recomiendan Un beso en París >-< pero por alguna razón no me llaman, aunque si me cayeran del cielo los leería, por ahora mi bolsillo no va jajajaja por otro lado, me dieron ganas de leer este, a pesar de los típicos clichés de siempre, me pareció bastante interesante, así que no lo descartaría :3 en fin, un abrazo enorme! no conocía tu blog, pero me quedo por acá y te invito al mío♥
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