Nuevos vecinos en la estantería #1

viernes, 11 de octubre de 2013

Soy defensora del papel y enemiga declarada del libro electrónico. Cada Navidad y cumpleaños tengo que recordar que no quiero que me regalen uno... porque sé que acabaría utilizándolo. Y me odiaría a mí misma por ello. No hay nada más bonito que leer un libro en papel y, al terminar, colocarlo en la estantería. Como el presupuesto de una becaria-precaria no da para mucho, me tengo que conformar con las ediciones de bolsillo. De momento, estos son mis nuevos vecinos en la estantería.


Por los pelos, de Marian Keyes. Soy fan incondicional de Marian y siempre digo que de mayor quiero escribir tan bien como ella. Hay veces que simplemente me apetece leer uno de sus libros. Voy poco a poco, porque aunque su catálogo es extenso, también es de ese tipo de libros que si lees varios, uno detrás de otro, pueden cansar. Marian es chick-lit, pero del que está tan bien escrito que es injusto encasillarlo (y menospreciarlo) con etiquetas.

Los guardianes de la libertad, de Noam Chomsky y Edward S. Herman. Es de esos libros que aparecen en todas las listas de lecturas recomendadas en cualquier asignatura de Periodismo. Me animé con él con excusa, porque tenía que leerlo para examinarme de una asignatura. Habla de la manipulación en la prensa y de cómo los medios son un instrumento en manos del establishment, así que es una de esas lecturas sesudas que hay que tomarse con calma.

El Imperio, de Ryszard Kapuściński. Si Chomsky es lectura obligatoria en Periodismo, Kapuściński y su Los cínicos no sirven para este oficio es casi una asignatura más en la carrera. De El Imperio apenas llevo cien páginas y ya me tiene encantada. Y muerta de envidia por lo bien que escribe y por esa facilidad que tiene para mezclar la reflexión, las lecciones de historia y la crónica de sus viajes por la Unión Soviética.

Las uvas de la ira, de John Steinbeck. No me puedo resistir a un buen clásico a menos de 10 euros. Me da miedo y respeto empezar con él, pero ya lleva más de un mes en la estantería, así que creo que va siendo hora de ser valiente y abrirlo de una vez. En cuanto termine con El Imperio.

2 comentarios:

  1. Te diré que yo era muy pro papel pero me compre el reader para poder leer fics sin monopolizar el portátil que comparto con mi marido y ya no ha habido vuelta atrás. Cabe tan bien en el bolso, puedes usarlo sólo con una mano sin que se te cierre (créeme eso para una madre es importante), te vas de vacaciones con un montón de libros, cuando leo en inglés, que ya es más de la mitad del tiempo, tengo el diccionario incorporado....no le veo más que ventajas y me encantan los libros pero lo práctico está vez a ganado la batalla.

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    1. Lo peor de todo es que sé todas las ventajas que tiene y por eso de momento no lo quiero, porque acabaría utilizándolo un montón y me da mucha pena dejar el papel. Hace poco le regalé un Kindle a mi novio y cuando me llegó me entraron ganas de quedarme con él... pero soy fuerte. Al final seguro que caigo, sobre todo cuando leo esos tochos de mil páginas y a los cinco minutos ya me duelen los brazos de lo que pesan :S

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