Book-tag #1: ¿Este o este?

lunes, 23 de febrero de 2015

Hola, hola. Esta entrada en mi mente estaba programada para subirla mucho antes, pero entre unas cosas y otras, siempre me lío. Hace casi un mes, Alejandra, del blog genialérrimo Un día de otoño, me nominó a hacer el book-tag este o este, ideado por Lau, de Lee un poquito más (otro blog genialérrimo). 

Reglas del Book-Tag
  • Coloca el banner en la entrada y mencionas al blog que te nominó.
  • El libro con el que empiezas en la manos es el libro "ganador" de la persona que te nominó.
  • Según la lista de libros nominados que te otorgaron, vas a ir escogiendo en orden si dejas el libro que traes o escoges de nuevo y das una explicación del por qué.
  • Una vez que tengas tu libro ganador, escoge siete libros nominados y nomina a siete personas más.




Y la lista que propuso:
  • Fangirl, de Rainbow Rowell
  • Ciudades de papel, de John Green
  • Ángeles caídos, de Susan Ee
  • Juntos, de Ally Condie
  • Vampire Academy, de Richelle Mead
  • El club de los corazones solitarios, de Elizabeth Eulberg
  • Las ventajas de ser invisible, de Stephen Chsbosky

Leyendo esa lista creo que, en mi caso, las batallas no van a tener mucho misterio, pero ahí voy con mi primer book-tag.


No he leído nada de la saga de Percy Jackson. De hecho, ni siquiera me había llamado nunca la atención hasta que he empezado a leer maravillas de estos libros en los blogs que sigo. Me la apunto en la lista de deseos, pero soy fan (casi obsesiva) de Rainbow Rowell, así que me quedo con Fangirl sin ninguna duda. Fue una de mis mejores lecturas del año pasado y un homenaje genial al mundo fanfiction, del que he sido parte durante muchos años.


Leí el año pasado Ciudades de papel, poco después de terminar Bajo la misma estrella. Entonces no comprendí del todo lo mucho que gustan los libros de John Green y ahora sigo sin entenderlo. Ciudades de papel fue una de esas lecturas agradables que, en teoría, tienen todos los ingredientes para quedarse en tu mente una vez que has terminado, pero que no llegan a emocionar. Después de leerlo, mi curiosidad con las historias de John Green quedó más que saciada y, de momento, no me apetece leer nada más suyo. A Rainbow Rowell, sin embargo, la persigo en las redes sociales para enterarme de cuándo me va a sacar de la miseria publicando su siguiente libro, así que...


Estoy empezando a sentir vergüenza de mí, pero sigo con Fangirl. No tenía ni idea de la existencia de esta saga y las historias con ángeles de por medio me suelen dejar frías, gracias al terrible Hush, Hush (prejuicio, lo sé).


Creo que estuve a punto de añadir la trilogía Juntos a mi lista de to-read en Goodreads cuando terminé con Divergente y estaba desesperada por encontrar libros similares. Nunca lo hice ni la leí (no sé por qué). 


Vampire Academy es de esas sagas que siempre he tenido curiosidad por leer, pero nunca me he atrevido por miedo a que resulte ser petardeo del malo. Y para qué negarlo, esas portadas tan feas me echan para atrás. La de Fangirl hace juego tan bien con los colores del blog que no me queda más remedio que seguir con él (estoy intentando inventar motivos para justificarme).


Para variar, El club de los corazones solitarios tampoco lo había leído, ni oído hablar de él. No estoy consiguiendo batallas interesantes con este book-tag, pero sí apuntarme posibles lecturas. 


Las ventajas de ser un marginado es de esos libros que son carne de tumblr, munición para gifs e imágenes adornados con las citas perfectas que Stephen Chbosky va dejando caer entre las páginas. Es también una historia llena de magia y delicadeza sobre el complicado camino de la adolescencia. Por un momento me ha hecho hasta dudar de mi elección, pero...

... el ganador es (¡sorpresa!):



Ha sido un book-tag monográfico, pero no lo pude evitar. Creo que voy a escribir a Rainbow Rowell para ver si me paga una comisión (o, al menos, me envía libros gratis) por fangirlear tanto con ella.

Para seguir con el tag, esta es la lista de libros que propongo (he colado unos cuantos de mis favoritos, en mi caso no tengo ni idea de cuál podría ser el vencedor):
  • Eleanor & Park, de Rainbow Rowell
  • El lado bueno de las cosas, de Matthew Quick
  • Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle
  • Harry Potter y el cáliz de fuego, de J. K. Rowling
  • Jane Eyre, de Charlotte Brönte
  • Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
  • 1984, de George Orwell

Y mis siete nominados, por si alguno se anima a seguir con el book-tag:
  1. Abbey, de Tocado y leído
  2. Tizire, de El lado frío de mi almohada
  3. MeriiXún, de Palabras solitarias
  4. Stheer, de La búsqueda de papel
  5. RocíoG, de Cerca de Shibuya
  6. Bryan, de Librooks
  7. ... y a quien lea el post y le apetezca apuntarse (si me lo decís, os anoto en la lista)

Reseña: Un beso en París, de Stephanie Perkins

martes, 17 de febrero de 2015


Un beso en parís. Plataforma neo. 2010. 434 páginas

La Torre Eiffel, Amélie y un montón de reyes que se llaman Luis. Esto es todo lo que Anna conoce de Francia. Por eso, cuando sus padres le anuncian que pasará un año en un internado de París, la idea no acaba de convencerla.Pero, en la Ciudad del Amor, conoce al chico ideal: Étienne St. Clair. Es listo, encantador y muy guapo. El único problema es que también tiene novia. ¿Conseguirá Anna el ansiado beso de su príncipe azul? El humor y la tensión que se respiran página a página en el debut literario de Stephanie Perkins te atraparán y te llegarán al corazón.





Lo mío con Stephanie Perkins fue amor a primera vista. Un flechazo casi tan fulminante como el de Anna con Étienne, los protagonistas de Un beso en París. Ellos tenían París como escenario y telón de fondo, y nosotras tuvimos la colección de relatos cortos navideños My true love gave to me como excusa para conocernos. Me encantó su estilo, su frases ágiles y su humor fresco, así que me decidí a leer su primera novela, que inicia una trilogía de historias de amor juveniles en diferentes partes del mundo. Esta primera arranca en la Ciudad del Amor y de la Luz: París.

En su último curso de instituto, el padre de Anna decide sacarla de su Atlanta natal y enviarla a París, para estudiar en un sofisticado internado para adolescentes estadounidenses. Por el camino, Anna se deja a su madre y su hermano, a su mejor amiga Bridgette y a Toph, su amor de verano, con el que esperaba conseguir algo más antes de tener que irse a la universidad. En tierra parisina, se encuentra con una ciudad tan impresionante como intimidante, a un nuevo grupo de amigos y, sobre todo, a Étienne St. Clair: acento inglés, andares parisinos, pasaporte norteamericano y una sonrisa por la que merece la pena enamorarse. Incluso aunque Anna no deja de maldecir a su padre por haberle arrancado su vida sin pedir permiso antes.

Pandanemar
Un beso en París es como si Stephanie Perkins hubiera tomado el primer amor para, analizarlo, diseccionarlo y luego convertir sus ingredientes básicos (el vuelco en el estómago, las conversaciones interminables, lo inevitable de lo que está a punto de ocurrir) en personajes, diálogos y páginas. Al leer, una tiene esa sonrisa tonta en la boca y esa sensación de plácida caída. Todo aderezado con las imágenes de París que la autora va dibujando en casi cada escena. No sé si disfruté más el hormigueo en el estómago cada vez que Anna y Étienne entablaban conversación o la posibilidad que Perkins nos da de revisitar París con su historia.

Me enganchó la facilidad con la que se navega entre las páginas de Un beso en París. La historia avanza a un ritmo pausado, las conversaciones resultan naturales, los personajes tienen su encanto, Perkins va soltando sus toques de humor de vez en cuando y el escenario de fondo no podría ser mejor. Anna, con sus malas decisiones y sus meteduras de pata, es una protagonista que se hace de querer, sobre todo al ver cómo ese año en París le sirve para madurar y para empezar a valerse y a vivir por sí misma.

En Un beso en París también hay drama, por supuesto, porque es una novela juvenil y porque uno no puede pretender escribir una historia sobre adolescentes sin algo de drama. Anna y Étienne mantienen una mala relación cada uno con su padre y el propio Étienne tiene además un defecto bien visible: una novia.

Ese drama nunca llega, sin embargo, a resultar insufrible ni exagerado. Y ese es el punto fuerte y, al mismo tiempo, la mayor debilidad de Un beso en París, pues el conflicto me resultó bastante plano. Durante toda la lectura la caída sigue siendo plácida, pero eché de menos una sacudida que hiciera las cosas algo más interesantes. Al final, Un beso en París es una historia de amor adolescente sin complicaciones, dulce, que flojea un poco porque nunca llega a explotar. Esperaba un poco más de chispa (o quizás tenía las expectativas demasiado altas), pero sigo confiando en Stephanie Perkins. Todavía me enamora su humor y esa sencillez y naturalidad con la que escribe.


Lo mejor: Las mariposas en el estómago. La sonrisa tonta cada vez que Anna y Étienne comparten página. Lo fácil que Stephanie Perkins hace la lectura. París, París, París.
Lo peor: La historia crece y crece, pero nunca llega a explotar. El drama y el conflicto que se interpone entre el felices-para-siempre resulta algo plano.

Cinco libros para... los 364 días del año que no son San Valentín

domingo, 15 de febrero de 2015



¿Más San Valentin? Cuando creíais que ya habíamos dejado atrás la sobredosis de corazones, de color rosa y de hashtags en Twitter para celebrar el día de los enamorados (y de la amistad, claaaaaaro), llego yo con esto. En mi defensa diré que mi intención era hacer una entrada lo más opuesta al espíritu de San Valentín. Por eso he reunido cinco libros con algo en común: todos encierran una historia de amor que, por el motivo que sea, está libre de pasteleo y prescinde de cualquier recurso facilón con el que sacar al lector una sonrisilla tonta. Son historias de amor anti-San Valentín.

Jane Eyre, de Charlotte Brönte. En mi otra vida de escritora, esta es la historia de amor que me gustaría escribir. Me estrujó el corazón y el estómago, me hizo sonreír y llorar, sufrir y respirar aliviada. Sin azúcar, ni melodrama innecesarios. Solo con la conversación inteligente y la conexión magistralmente trazada entre Jane Eyre y el señor Rochester, dos personajes brillantes.

El lado bueno de las cosas, de Matthew Quick. En teoría, es lo opuesto a una comedia romántica. Sobre el papel, me resultó una de las comedias más románticas y desternillantes que he leído. A su manera. Sobre todo la parte del romanticismo. Pat, el protagonista, acaba de salir de un centro para personas con enfermedades mentales y está dispuesto a recuperar a su mujer. Entonces conoce a Tiffany, viuda y con una reputación en cuanto a los hombres muy mala a sus espaldas. Pocas parejas me he encontrado en las páginas de un libro tan disfuncionales, divertidas y entrañables como esta.

Divergente, de Veronica Roth. Una de las cosas más refrescantes de la saga Divergente es que se aleja de lo que parece haberse convertido en un ingrediente básico en toda novela juvenil: el triángulo amoroso. Lo sufrí en Crepúsculo y en Los juegos del hambre, lo estoy sufriendo en la trilogía Grisha e incluso tuvimos un conato en Harry Potter (que quedó en nada, por suerte). En Divergente no hay rastro de drama a tres bandas y se agradece. Como también se agradece que la relación de Tris y Cuatro apenas tenga azúcar.

Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie. Americanah sigue a través del tiempo y del mundo la historia de amor de Ifemelu y Obinze, rota por el estallido de protestas populares en la Nigeria natal de ambos. Desde que ella dejara el país rumbo a Estados Unidos, siendo adolescentes, ambos han cometido errores. Han conocido a otras personas y han rehecho su vida. El recuerdo del primer amor está envenenado y muy lejos del ideal que ellos guardan en su cabeza, pero la autora logra retratar una relación tan maltratada por el paso del tiempo, como real por lo complejo de sus protagonistas.

El club de la lucha, de Chuck Palahniuk. No se me ocurre pareja más anti-romántica para cerrar este capítulo de historias de amor anti-San Valentín que la que forman Marla Singer y el protagonista de El club de la lucha, cuyo nombre, por cierto, nunca llegamos a saber. 

Nuevos vecinos en la estantería #6

miércoles, 11 de febrero de 2015


Toca hacer recuento de los últimos libros a los que he tenido que hacerle hueco en la estantería. Este me ha quedado un poco (bastante) monográfico entre Stephanie Perkins y Leigh Bardugo. Es la maldición de las sagas. Que no te dejan dinero para más.

El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. No sé si os ha pasado alguna vez. De esto que desde hace tiempo que conoces un libro. Lo has visto en la tienda, algún conocido tuyo lo ha leído, nunca te ha llamado la atención. Y, de repente, no sabes muy bien por qué, sientes la urgente necesidad de leerlo. Eso me ha ocurrido con El nombre del viento. La saga de Canción de fuego y hielo me dejó exhausta, pero tengo ganas de volver a la fantasía.

Anna and the french kiss, de Stephanie Perkins. Mi lectura actual. Anna es la hija de un escritor de súbita fama, que la envía a París para cursar último año en el instituto. En su nuevo colegio conoce a St. Clair. Nombre francés, acento inglés, nacionalidad estadounidense y una sonrisa por la que enamorarse. Es una historia mona, con el toque justo de azúcar y divertida, muy apropiada para leer ahora que se acerca San Valentín. Aunque a mí las novelas románticas me apetecen todo el año.

Lola and the boy next door, de Stephanie Perkins. Donde cabe uno, caben dos. Y por el resumen creo que me va a gustar más que el anterior.

Asedio y tormenta, de Leigh Bardugo. Reseñado ya en el blog. Es la segunda parte de la trilogía Grisha y supera por mucho el arranque, Sombra y hueso, que me dejó a medio camino entre el odio y el amor.

Ruin and rising, de Leigh Bardugo. Había estado en mi cesta de la compra cuando pedí a Booky los libros de Stephanie Perkins. Cuando iba a pagar, lo eliminé porque me surgieron remordimientos. Y porque los dos primeros libros de la saga los tenía en castellano y confiaba en ser capaz de esperar a que lanzaran la última parte en España. Ja. Según terminé Asedio y tormenta me fui directa a por mi ordenador para comprar Ruin and rising. Espero empezarlo este fin de semana.

Y... un libro más que, de momento, se queda en el anonimato porque es una sorpresa. Por cierto, que desde hace unos días llevo esto en el blog:


¡Gracias! Algo así como unas 101 veces. Puede que el libro en el anonimato tenga algo que ver.

Reseña: Asedio y tormenta, de Leigh Bardugo

sábado, 7 de febrero de 2015



Asedio y tormenta. Hidra. 2013. 532 páginas

En su intento por huir de Ravka y dejar atrás a los Grisha, Alina y Malyen se embarcan en un viaje a traves del Mar Auténtico. Pero por mucho que lo deseen, hay tres cosas de las que Alina jamás podrá escapar. Su pasado. Su poder. Y su destino. Alina pronto va a tener que enfrentarse a una terrible verdad. La oscuridad nunca muere.








Así, sí. Es lo que pensé cuando terminé de leer Asedio y tormenta, el segundo libro de la trilogía Grisha. El primero, Sombra y hueso, me había gustado y lo había odiado casi a partes iguales. Culpa, sobre todo, de Alina, su protagonista, que aparecía como una Mary Sue bastante inmadura que me hacía chirriar los dientes cada vez que abría la boca. En Asedio y tormenta, Leigh Bardugo corrige ese error, así que pude disfrutar sin remordimientos de una historia que mezcla la fantasía, la aventura y el amor en un entorno, el reino de Ravka, a medio camino entre lo mágico y lo medieval. Y con 500 páginas para devorarse (literalmente) en apenas un par de días.

En Sombra y hueso me quejaba también de que Ravka y ese mundo que desata toda la historia  de los Grisha, una especie de guerreros con poderes que rozan lo mágico, se quedaba apenas en un boceto. Comprensible, al tratarse del primer libro. Aquí vamos descubriendo más rincones, más retazos de historia y las piezas de un puzle que Alina ya comenzó a montar al final de Sombra y hueso. Y lo que voy viendo de Ravka me gusta cada vez más. Los elementos mágicos cobran fuerza y todas las referencias a la tradición y cultura rusas que sostienen la trilogía me parecen (desde mi total ignorancia sobre el tema) de lo más originales.

Lo mejor de este segundo libro es, sin duda, la aparición de un nuevo personaje: Sturmhond, un joven pirata de lengua afilada que esconde más de un secreto. El triángulo amoroso del primer libro entre Alina, su amigo de la infancia Mal y ese enigma vestido de negro que es El Oscuro se convierte ahora en una pelea a tres bandas con la irrupción de Sturmhond. Aunque uno nunca sabe cuáles son sus verdaderas intenciones para con Alina. Sus frases están siempre cargadas de dobles sentidos y una ambigüedad suficientes para que la trama vaya dando giros inesperados. El peor parado en este maremoto es Mal, que me sigue pareciendo casi tan insufrible como me resultó Peeta en Los juegos del hambre.

Pero lo que hace sumar puntos a Asedio y tormenta en comparación con el arranque de la trilogía es la evolución de su protagonista. En Sombra y hueso aparecía como la típica heroína sin virtudes aparentes y una pésima imagen de sí misma que, de repente, se transforma en una fuerza de la naturaleza estupendérrima al descubrir su poder. Sus frases irritantes y fuera de lugar del primer libro se moderan hasta casi desaparecer. Alina se va desprendiendo de su inmadurez a medida que los acontecimientos le obligan a asumir una posición de responsabilidad en la que se desenvuelve sorprendentemente bien. Y con una protagonista soportable y (casi) digna de admiración, es mucho más fácil disfrutar de la lectura, que resulta ágil y llena de sorpresas. El único punto negativo: que comencé a leer sin tener a mano el último libro, Ruin and rising. A estas alturas debería saber ya que empezar trilogías sin tener antes todos los libros en casa no es una buena idea.


Lo mejor: Los nuevos personajes. Cómo la trama se va complicando. El mundo de Ravka, que en el primer libro apenas era un esbozo, pero aquí aparece dibujado con mucho más detalle.
Lo peor: El personaje de Alina a veces, todavía, chirría (pero muy poco). Algunos diálogos resultan forzados. La relación con Mal lastra la historia. La tercera entrega todavía no está publicada en español.

Recuento #4: Enero 2015

domingo, 1 de febrero de 2015

Se acaba (por fin) enero y toca hacer recuento de lecturas. No he empezado el año con mucha fuerza, solo dos libros leídos y otros dos cómics... aunque el marcador de Goodreads me dice que voy bien para la meta de 45 libros que me he marcado.

Lo bueno es que tengo Ana Karenina (uno de mis retos para 2015) a punto de caramelo y casi todo lo que he leído está reseñado ya en el blog. Como siempre, dejo aquí la lista para ir completándola.