Reseña... del blog + Autobombo

miércoles, 28 de enero de 2015

Hoy toca reseña, pero no de libros... sino del blog. Vicky, de Viviendo entre lecturas, y Wawas, de Lee un poquito más, tienen un blog bien chulo para aprender trucos de diseño que me vienen de maravilla porque me encanta trastear (y meter la pata) con el HTML. Además, en Transformando blogs son tan simpáticas que te reseñan tu blog si se lo pides, y ayer le tocó el turno a Un kilo de libros. Mil gracias, Vicky, por las recomendaciones para mejorar. Podéis leer la reseña aquí. De momento el formulario para solicitar su valoración está cerrado porque tienen muchas pendientes, pero por si queréis echarle un ojo y estar al tanto para cuando vuelvan a abrirlo, este es el enlace. Merece mucho la pena.



Y sigo con el autobombo porque el blog tiene nueva cuenta de Twitter: @Unkilodelibros. Antes tenía vinculada la mía personal (@BarSRamos), pero apenas publicaba porque con tanta gente de mi vida real siguiéndome, me sentía incómoda. Ahora ya puedo fangirlear a gusto, así que si queréis, nos leemos por Twitter también.



Mini-reseñas #3: El lémur y Blacksad

martes, 27 de enero de 2015

Una entrada rápida para ir finiquitando las lecturas de diciembre que me quedan todavía pendientes de reseñar y un par de maravillas (al menos para la vista) con las que he empezado el año. Esta vez voy con novela negra: El lémur, de Benjamin Black, y los tomos dos y tres de la serie de cómics Blacksad

El lémur, de Benjamin Black. John Banville, último premio Príncipe de Asturias de las Letras, utiliza el seudónimo de Benjamin Black para escribir novela negra. Quería leer algo de él, pero no me atrevía con su obra más seria, así que un día en la librería me llevé El lémur a casa, sin saber muy bien por qué (y a pesar de esa portada tan fea).

La premisa parecía prometedora: John Glass, un periodista retirado, recibe el encargo de su suegro, un poderoso exagente de la CIA reciclado en magnate de la comunicación, para que escriba su biografía. Pero para eso hay que escarbar en el pasado y Glass, temeroso de ensuciarse las manos, decide contratar a un joven investigador para que le eche una mano con el trabajo sucio. Poco después, como es previsible, su ayudante aparece muerto. A partir de ahí, comienza a desenredarse la madeja que une el pasado y el presente del protagonista y su familia política, una cuidada fachada que esconde unos cuantos secretos desagradables.

La lectura fue rápida y ágil, y la prosa es casi perfecta, con frases construidas de forma que ni les sobra ni les falta una palabra. El hilo argumental, algo previsible al principio, esconde alguna que otra sorpresa. Aún así, no disfruté de El lémur por culpa, sobre todo, de sus personajes: alta sociedad neoyorquina retratada en algunos casos a golpe de caricatura y tópico. No fui capaz de conectar con ninguno de los nombres que desfilan por sus escasas 200 páginas, ni siquiera con su protagonista y el matrimonio tan infeliz que arrastraba. Y al final, me daba igual quién fuera el asesino, pues todos me provocaron una soporífera indiferencia.


Blacksad 2. Arctic-Nation, de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Qué portada. Qué dibujos. Qué colores. Para quedarse horas muertas mirando y remirando cada viñeta. Me enganchó el primer volumen de esta serie de cómics, que sigue las peripecias de John Blacksad, un detective privado en los Estados Unidos de los años cincuenta. Cumple todas las máximas que esperarías de un personaje así: trajeado y con su gabardina siempre encima, fuma, tiene mala leche y un puño con peor humor todavía. Ah, sí. Y además es un gato.

Si el arranque de la serie, Un lugar entre las sombras, giraba alrededor de un misterioso asesinato y se ajustaba a todos los tópicos que uno puede esperar del género negro, este segundo volumen desarrolla un argumento algo más complejo. John Blacksad es esta vez un forastero en una ciudad envenenada por el enfrentamiento racial, donde una niña negra acaba de desaparecer. El dibujo es, si cabe, aún más espectacular que en la primera historia, sobre todo en los escenarios cubiertos de nieve, que son recurrentes en Arctic-Nation. Y la trama, que en el primer cómic iba un paso por detrás de la ilustración y a ratos pecaba de simple y previsible, está ahora algo más trabajada. Me llamó especialmente la atención cómo los autores fueron capaces de trasladar el conflicto racial a una historieta que protagonizan personajes antropomórficos. El resultado no chirría en absoluto.


Blacksad 3. Alma roja, de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Siguiendo con la tónica de retratar conflictos de los Estados Unidos en la década de los cincuenta, el tercer volumen de Blacksad tiene como telón de fondo y excusa dos hechos históricos: la carrera por desarrollar armamento nuclear que los norteamericanos y los soviéticos protagonizaron ya en los primeros compases de la Guerra Fría, y la caza de brujas del macarthismo.

Esta vez, John Blacksad, relegado a tareas de guardaespaldas de un ricachón para ganarse la vida, se reencuentra con un antiguo profesor. Su maestro de la adolescencia ha llegado a ser una eminencia en el campo de la energía nuclear y, por sus conocimientos y su círculo de amigos intelectuales sospechosos de ser comunistas se encuentra en el ojo del huracán. El argumento me pareció algo más flojo que el de Arctic-Nation, no conseguí involucrarme tanto con los personajes y el romance fugaz que aparece en sus páginas me dejó bastante fría. Pero, aún a riesgo de sonar repetitiva, ese dibujo de Juanjo Guarnido compensa cualquier fallo que pueda tener el guion. 

La báscula #2: ¿Mi estantería es sexista?

viernes, 23 de enero de 2015

Enero es mes de recuentos lectores. Contamos retos y propósitos (in)cumplidos. Libros leídos. Páginas que hemos dejado atrás. Títulos que hemos acumulado en la lista de pendientes. Historias que quisimos leer, aunque los 365 días del año no fueron suficientes para hacerles un hueco en nuestra estantería. Pero hay algo que solemos pasar por alto: ¿hemos leído más libros escritos por hombres o por mujeres?

Nunca me había hecho esa pregunta hasta que me topé con un estudio hecho por la red social de lectores Goodreads. La encuesta, elaborada a partir de los hábitos de lectura de 40.000 de sus usuarios más activos, arroja una conclusión muy clara: las mujeres leen mayoritariamente libros escritos por mujeres y lo mismo ocurre en el caso de los hombres. Al menos si nos fijamos en los libros publicados en 2014.

El año pasado, y teniendo en cuenta solo las novedades en el terreno de la ficción, de los 50 libros más leídos por hombres, 45 fueron escritos también por hombres y solo 5 por mujeres. El mismo dato se extrae de los hábitos de lectura de las usuarias de Goodreads, aunque con un pequeño truco: entre esos 5 títulos escritos por hombres que se colaron en la lista de los más leídos por las mujeres, uno era The Silkworm, de Robert Galbraith... que es el seudónimo que utiliza J. K. Rowling. Muy conocida es su historia de que, al comenzar a publicar Harry Potter, la editorial le pidió firmar con sus iniciales para no revelar que era una mujer, pues temían que una autora femenina ahuyentaría  a los potenciales lectores niños.

Precisamente, 2014 fue declarado El año para leer a mujeres, según una campaña lanzada por la escritora Johanna Walsh. Con el hashtag #readwomen2014, se puede seguir en Twitter esta iniciativa, que tuvo por objetivo animar a los lectores a expandir sus horizontes. 

Goodreads menciona otro estudio de Vida, la asociación americana de mujeres en la literatura, que señala que las mujeres que reseñan libros y los libros escritos por mujeres que son reseñados en las publicaciones especializadas son todavía una apabullante minoría.

Por mera curiosidad, y porque me parecía un debate interesante, hice mi propio recuento con los libros que había leído en 2014: de los 30 títulos, 14 estaban escritos por hombres y otros 15 por mujeres (el restante era una compilación de relatos de varios autores). En 2013, 25 tenían firma masculina y 18 habían sido escritos por mujeres.

El sexo del autor no es en absoluto un criterio que utilice a la hora de escoger un libro. Aún así, parece que mi estantería es paritaria. Más o menos. En realidad, ese equilibrio es engañoso si lo mezclo con los géneros que leo: me doy cuenta de que la mayoría de los libros escritos por mujeres que tengo están encasillados en la literatura juvenil o romántica y chick-lit, mientras que los hombres predominan en la literatura más seria (injusto adjetivo, pero nos entendemos), como los clásicos, los libros sobre periodismo o la novela negra.

Coincido también con la encuesta de Goodreads en que para las novedades suelo leer más a mujeres. Según el estudio, las usuarias leyeron el año pasado el doble de libros publicados en 2014 que los hombres. Y en el primer año de vida de un libro tras su lanzamiento, el 80% de los lectores de un libro escrito por una mujer son también mujeres, mientras que en el caso de los libros publicados por hombres, la cosa se iguala, y en ese primer año la mitad de su audiencia son mujeres.

Como digo, ese equilibrio entre autores masculinos y escritoras, aunque encasillándolos según el género, es una actitud totalmente inconsciente, pero quizás ahora empiece a prestarle atención, aunque solo sea por curiosidad.

¿Y vosotros? ¿Tenéis una estantería predominantemente femenina o masculina?

Reseña: Sentido y sensibilidad, de Jane Austen

lunes, 19 de enero de 2015


Jane Austen. Debolsillo. 1811. 369 páginas

Jane Austen explora con sutlieza e ironía las opciones de la mujer en una sociedad rígida, donde el éxito o el fracaso dependen de la elección del marido. La historia se centra en dos hermanas, Elinor y Marianne, cuyas personalidades antagónicas ejemplifican las dos posibles respuestas femeninas ante la hipocresía dominante: el "sentido común" y la "sensibilidad". Sin embargo, tanto un camino como el otro entrañan sus peligros.

Mientras leía Sentido y sensibilidad, pensé que si Jane Austen hubiera escrito este libro en el siglo XXI, la hubieran tachado (seguro que injustamente) de chick-lit. No sé muy bien cómo calificar esta historia. Hay intrigas amorosas, propuestas de matrimonio que se hacen esperar y suspiros por otras que nunca llegaron a hacerse realidad. Hay amantes, engaños, jóvenes enamoradas y jóvenes desilusionadas. Pero también hay crítica social, diálogos cargados de dobles intenciones y escenas donde parece que no ocurre nada, cuando lo que ocurre es la pluma de Jane Austen bien afilada de ironía.

Elinor y Marianne son dos hermanas que encarnan valores y personalidades diametralmente opuestas. Elinor es el sentido común, la educación, la paciencia, la conciencia del deber y de lo que exigen las convenciones sociales. Marianne es la adolescencia, el decir y hacer lo que una quiere, cuando le plazca, sin reparar en ningún momento en lo que dicta la razón o las reglas. Las dos acaban, sin embargo, enfangadas en situaciones muy similares: prendadas en una relación que, por un motivo u otro, no tiene muchas esperanzas de prosperar. Y eso, cuando su viuda madre no tiene apenas fortuna que legarles y encontrar un buen matrimonio es vital, deja a ambas en una situación precaria.

Leer a Jane Austen es una delicia. A sus historias no les falta de nada. Hay descripciones detalladas, paisajes verdes y mansiones, bailes, reuniones e incluso giros de tuerca inesperados en el argumento. Y en Sentido y sensibilidad hay además dos cosas especialmente bien cuidadas: el catálogo de personajes que desfilan por sus páginas y las conversaciones que entablan entre ellos, llenas de recovecos, de las fórmulas y giros que marcaba la buena educación entonces. Las palabras suenan siempre amables, pero pueden herir con igual fuerza que un insulto. Y esa sutileza afilada es algo que Jane Austen maneja a la perfección.

El segundo punto fuerte de Sentido y sensibilidad, y para mí lo mejor de la historia, es la capacidad de Austen para idear tantos personajes, todos diferentes entre sí y todos tan humanos. Algunos son blanco de críticas, aunque sin caer en la caricatura, como el hermanastro de Elinor y Marianne, que solo es capaz de medir a los que le rodean por su estatus social. Otros inspiran ternura, como la señora Jennings, una viuda de gran corazón y maneras a veces demasiado efusivas para lo que ordenaba la buena educación.

Y las hermanas, claro. Marianne me resultó algo odiosa al principio, pero los tragos amargos que le depara la historia la convierten en un personaje más racional y maduro. Y Elinor, en su papel de hermana mayor más preocupada por el bienestar de los demás que por el suyo, podía resultar repelente y remilgada, pero en realidad es un amor y lo único que quieres a medida que pasas las páginas es que la vida le depare algo bueno. Y eso es lo mejor que puede conseguir un libro.

Lo mejor: La larga lista de personajes, sobre todo femeninos, perfectamente perfilados que llenan las páginas de Sentido y sensibilidad. La empatía que despiertan las dos hermanas protagonistas. El retrato social que hace Austen, que no se reduce a una mera historia de amor.
Lo peor: El rimo a veces es algo lento. La historia se enzarza en ocasiones en largas conversaciones donde aparentemente no pasa nada, de forma que hay que mirar (o leer) un par de veces para encontrar esos dobles sentidos y disfrutar de los diálogos en apariencia amables, pero llenos de pullas.


Reseña: Attachments, de Rainbow Rowell

viernes, 16 de enero de 2015


Rainbow Rowell. Dutton Adult. 2011. 323 páginas

"Hi, I'm the guy who reads your e-mail, and also, I love you . . . " Beth Fremont and Jennifer Scribner-Snyder know that somebody is monitoring their work e-mail. (Everybody in the newsroom knows. It's company policy.) But they can't quite bring themselves to take it seriously. They go on sending each other e-mails, discussing every aspect of their personal lives. Meanwhile, Lincoln O'Neill can't believe this is his job now: reading other people's e-mail. When he applied to be "internet security officer," he pictured himself building firewalls and crushing hackers, not writing up a report every time a sports reporter forwards a dirty joke.

Hay muchas formas de enamorarse. A fuego lento, en un flechazo a primera vista, cambiando de bando para pasar del odio al amor. Y también leyendo emails ajenos. Lincoln acaba de conseguir un trabajo en el periódico local de Omaha. Pero su labor no es ir de aquí para allá, libreta y bolígrafo en mano, en busca de un titular, cual reportero intrépido. Él es más bien del tipo nerd, un informático de los que juegan a Dragones y mazmorras los fines de semana y todavía vive en casa de su madre. Por eso su lugar está en una habitación escondida a los ojos de la redacción y su trabajo consiste en revisar el correo de los empleados, en busca de palabras malsonantes y conspiraciones de cualquier tipo. Es entonces cuando conoce a Jennifer. Y a Beth, sobre todo a Beth.

Aún a riesgo de sonar repetitiva: soy flan de Rainbow Rowell. Me gustan sus historias juveniles, pero ésta, con personajes ya adultos, me encandiló. Y eso que la forma en que surge el amor entre los protagonistas es casi, casi, tan espeluznante como el modo en que Edward observaba dormir a Bella en Crepúsculo. La narración sigue dos hilos paralelos: las conversaciones hilarantes que mantienen dos de las redactoras del diario, Jennifer y Beth, y el día a día de Lincoln, contratado para vigilar que los empleados del periódico hagan un buen uso del correo electrónico que, a finales de los noventa, la empresa acaba de instalar en su sistema informático.

yasminwithane
Lincoln no quiere ser un fisgón, Lincoln se siente mal con su trabajo y con su vida, pero Lincoln no puede evitar leer los intercambios de correos entre Jennifer y Beth cada noche, en su solitario turno de trabajo. Y así es como se enamora de Beth. Cuando se da cuenta de ello, su situación es tan vergonzosa que ya es demasiado tarde como para dar un paso y pasar del amor platónico en la pantalla a intentar algo con la Beth de carne y hueso.

Si me dan a elegir, prefiero las novelas donde hay amor-odio entre los protagonistas y buenas dosis de sparring verbal entre ellos. Por eso me sorprendió lo mucho que me gustó Attachments, en el que casi no hay interacción física entre Lincoln y Beth y que está lleno de frustrantes momentos donde sabes que los dos están a punto de cruzarse y conocerse cara a cara ¡por fin!... hasta que algo se interpone en su camino.

El estilo es fresco, ligero, lleno de humor y de emociones, de escenas cotidianas contadas con ternura. Me gustó el modo en que intercala la narración clásica con las conversaciones entre Beth y su amiga Jennifer, escritas con formato correo, de forma que le da mucho ritmo a la historia. Me gustó también que Attachments, como veo que viene siendo habitual en las novelas de Rainbow Rowell, está bien aderezado con referencias culturales del momento. Si en Eleanor & Park la autora echaba mano de los walkmans para escribir un romance adolescente en los ochenta, y en Fangirl había espacio para Kanye West y las tazas de Starbucks, en Attachments, que es su primera novela, todo grita: ¡nuevo milenio! El periódico en el que trabajan los protagonistas acaba de poner un pie en la revolución digital, y escribir en ordenadores y hablar vía correo electrónico con los compañeros es toda una novedad. Incluso parte de la historia pivota alrededor de la Nochevieja de 1999 y el famoso efecto 2000 que todos temimos.

Pero como siempre, también, la fuerza de las novelas de Rainbow Rowell está en su original planteamiento y en sus personajes. Lincoln es adorable y, aparte de su enamoramiento platónico con Beth, es increíble ver cómo va saliendo de su cascarón y de su zona de confort poco a poco. Las conversaciones por correo entre Beth y Jennifer son lo mejor del libro... con la excepción del momento en que Lincoln y Beth por fin se encuentran. Es mágico y embarazoso y desternillante, como toda la historia. Va a parecer que me pagan por hacerle promoción a Rainbow Rowell, pero ahí van mis primeras cinco estrellas del blog para una de mis mejores lecturas del año pasado.

Lo mejor: Los intercambios hilarantes de correos entre Jennifer y Beth. Lo frustrante de todos esos momentos en los que los protagonistas están a punto de cruzarse y la recompensa cuando por fin lo hacen.
Lo peor: Nada. Es Rainbow Rowell. Lo único es que Attachments no está traducido al español, pero es muy fácil de leer en inglés.

Cinco libros para... sacar de la estantería en 2015

sábado, 10 de enero de 2015


Desde que estrenamos nuevo año no hago más que leer sobre retos lectores para 2015 en la blogosfera. Es enero y es lo que toca. Y ocurre que llaman la atención. Que me quiero apuntar a todos. Y que luego me arrepiento. Así que he decidido que este año voy a relajarme. Prefiero quedarme alejada de cualquier reto lector para no repetir el fracaso estrepitoso de 2014. Y para disfrutar de la lectura sin tener que pensar en si llego o no a alcanzar todo lo que me propuse. Solo me he marcado el tradicional desafío de Goodreads con 45 libros (tirando por lo bajo, que luego sé cómo se complica el año)...

2015 Reading Challenge

2015 Reading Challenge
Bárbara has read 0 books toward her goal of 45 books.
hide

... y una pequeña lista de títulos para sacar de la estantería y leer sí o sí este 2015:

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Ya ni recuerdo hace cuánto tiempo que lo tengo en la estantería, esperando pacientemente su turno para ser leído. Creo que lo he empezado un par de veces, nunca en serio y nunca más allá de las primeras páginas. Este año tengo el propósito de leer más literatura escrita en castellano, empezando por Cien años de soledad.

País de nieve, de Yasunari Kawabata. Llevo tiempo queriendo hacerme con este título, que siempre que voy a la librería nunca encuentro. Me gustó Lo bello y lo triste, lo único que he leído de este autor japonés y Nobel de literatura, así que en 2015 espero repetir.

Un beso en París, de Stephanie Perkins. Es uno de los libros que con más ganas espero leer este año, sobre todo después de conocer y enamorarme de su autora cuando leí uno de sus relatos incluido en My true love gave to me. Tengo puesto el listón de expectativas muy alto con ella.

Ana Karenina, de León Tolstói. Cada vez que veo en Goodreads la fecha en que lo empecé, siento vergüenza: 14 de diciembre... de 2013. Antes de que llegue la primavera, tengo que terminarlo. Apenas me quedan unas 200 páginas, me está gustando y recuerdo prácticamente todo lo que llevo leído, pero es tan tocho y tan pesado que se me hace imposible llevármelo a todas partes conmigo, así que al final siempre acabo abriendo otros libros para llevar de camino al trabajo en el metro, que luego me distraen, que luego termino, que luego vuelvo a empezar otros... Y llevo repitiendo el mismo proceso durante todo un año.

El principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Lo incluyo en la lista aprovechando que los Reyes Magos me han traído una edición bien bonita para disfrutar de la historia.

Reseña: Sombra y hueso, de Leigh Bardugo

martes, 6 de enero de 2015

Leigh Bardugo. Hidra. 2012. 423 páginas

Alina Starkov no espera mucho de la vida. Se quedó huérfana después de la guerra y lo único que tiene en el mundo es a su amigo Mal. A raíz de un ataque que recibe Mal al entrar en La Sombra, una oscuridad antinatural repleta de monstruos que ha aislado el país, Alina revela un poder latente que no sabía que tenía. Tras ese episodio, Alina es conducida hasta la corte real para ser entrenada como un miembro de los Grisha, un grupo de magos de élite comandado por El Oscuro.

Tengo una relación amor-odio con Sombra y hueso. Es uno de esos libros que tiene una buena base, buen punto de partida, pero... ay, te encuentras tantos fallos repetidos en las novelas juveniles. Y es uno de esos libros, también, que te puedes leer en un día sin apenas darte cuenta de ello. Por eso, a pesar de que roza peligrosamente la categoría de pudo-haber-sido-bueno-pero-no-lo-fue, cuento los días para tener en mis manos el siguiente título de la trilogía Grisha, Asedio y tormenta.

Alina es una joven huérfana que vive en Ravka, un país legendario y mágico impregnado de la tradición y la cultura rusas. Su pueblo sobrevive a duras penas, sumido en la pobreza, asediado por la guerra y dividido desde hace décadas por La Sombra: un tajo negro en mitad del territorio, una franja habitada por monstruos que ella y su amigo Mal se disponen a cruzar. Es entonces, al ser atacados en mitad del viaje, cuando Alina descubre un poder mágico que hasta el momento desconocía.

El mundo de fantasía creado por Leigh Bardugo es interesante y diferente a cualquier cosa que hubiera leído antes. A camino entre lo medieval y lo mágico, Ravka es gobernada por un rey, pero quien ostenta el verdadero poder es El Oscuro: un personaje enigmático que nunca sabes si camina sobre la línea del bien o sobre la del mal. Él es quien comanda a los Grisha, magos de élite entrenados desde jóvenes para perfeccionar sus poderes. Él es también el tercer vértice del triángulo amoroso que se forma cuando toma a Alina bajo su protección para explotar su don.

Mi principal problema con Sombra y hueso es su protagonista. Y supongo que ese un problema gordo. Alina tiene tendencia a soltar lo primero que se le pasa por la mente. Eso podría parecer desenfadado e incluso gracioso, pero en realidad suele generar en el lector momentos de vergüenza ajena. 

Al principio creía que la autora la escribía así (tan exasperante y desquiciante) a propósito, para que pudiéramos apreciar el cambio una vez que el personaje comenzara a madurar. Pero más que crecer, lo que Alina sufre es una transformación poco creíble. Anodina y patosa, de repente se vuelve increíblemente guapa, ágil y estupendérrima. Creo que ese cambio milagroso e injustificado ya lo había leído antes en alguna otra parte. Ah, sí. Se llamaba Bella Swan y era la mayor Mary Sue de la historia de la literatura juvenil.

Sobre los personajes masculinos, Mal es el típico mejor amigo que, tras ignorarla en el terreno amoroso durante toda su vida, de repente solo tiene ojos para ella cuando se opera el cambio. Por suerte nos queda El Oscuro. Es, de lejos, lo más interesante del libro. Hay secretos y algún que otro giro argumental, pero yo de momento voy con El Oscuro. Espero también que en el próximo libro, Bardugo explote más su mundo y explique los engranajes de esa fantasía, incluya algo de historia, quizás... porque en Sombra y hueso, Ravka se queda simplemente en un boceto.

Lo mejor: El Oscuro y el mundo de fantasía que crea la autora, pero que puede dar mucho más de sí. El ritmo rápido y lo ligera que resulta la lectura. A pesar de todo, engancha.
Lo peor: La protagonista se acerca peligrosamente a la categoría de Mary Sue. Algunos diálogos resultan forzados y la redacción a veces resulta plana.


Recuento #3: Diciembre 2014

sábado, 3 de enero de 2015

¿Qué tal os está tratando el nuevo año? Llevamos ya tres días de 2015 y yo todavía sigo pensándome a qué desafíos apuntarme. Mientras me decido, os dejo el recuento rápido de diciembre. Empiezo el año de lecturas con Sentido y sensibilidad y cierro el último mes de 2014 con cinco libros leídos y un par de alegrías, pues en la lista se han colado dos de mis mejores lecturas del año, las de Capote y Rainbow Rowell, con la que sigo fangirleando.

De momento solo he comentado My true love gave to me, pero las reseñas de Sombra y hueso, Attachments y A sangre fría ya están preparadas. Dejo aquí la lista de reseñas para ir completándola: