Reseña: Lo siento, Leonard Peacock, de Matthew Quick

jueves, 4 de diciembre de 2014


Matthew Quick. Planeta. 2013. 302 páginas

El día en que cumple dieciocho años, Leonard Peacock decide acabar con su vida. El mundo adulto le parece triste; cuando las personas crecen caen en una rutina de desilusión que él quiere evitar. Ha conseguido una pistola P-38, herencia de la lucha de su abuelo contra los nazis en Europa, con la que se pegará un tiro. Pero antes tiene que entregar cuatro regalos, uno para cada persona importante de su vida.

Hay libros que tienen títulos muy bien puestos y Lo siento, Leonard Peacock es uno de ellos. Mientras lees, no puedes evitarte sentirte mal, muy mal, por su protagonista, un joven dispuesto a suicidarse el día de su cumpleaños. Porque algo funciona horriblemente cuando el único referente paterno de un adolescente es su vecino, un anciano con el que el chaval pasa las tardes viendo películas de Bogart. Algo está estropeado si ni siquiera la madre de Leonard es capaz de acordarse de que hoy es el cumpleaños de su hijo.

El libro es cortito, se lee en un suspiro y toca mil temas complicados, con sensibilidad y, al mismo tiempo, humor amargo: el acoso escolar, el suicidio, los padres ausentes, la homosexualidad, el paso de la adolescencia al aterrador mundo de los adultos. Pero, sobre todo, es una historia de soledad, la de un adolescente invisible para todos los que le rodean. Leonard dice estar decidido a suicidarse con la pistola de su abuelo, pero sus acciones demuestran que lo único que busca es una mano que le ayude a salir del agujero que está cavando para luego enterrarse dentro. No hace más que dejar pistas sobre sus planes, con la esperanza de que alguien los descubra, de que alguien se acuerde de que es su cumpleaños y le felicite.

Mi gran pega es que alguno de los personajes están demasiado estereotipados. La madre de Leonard, por ejemplo, una diseñadora de moda que vive a kilómetros de su hijo, egoísta e incapaz de ver todas las cosas que van mal, me resultó demasiado inverosímil. Hay otros, como Herr Silverman, el profesor de Historia de Leonard, que son una maravilla. Y luego está el propio Leonard. Depresivo, sarcástico, autodestructivo y con cierta tendencia a hacer sentir mal a los demás para luego sentirse mal él. A veces, es difícil conectar con Leonard. Otras, solo deseas que las cosas le vayan bien.

Es el segundo libro de Matthew Quick que leo, después de El lado bueno de las cosas, que me encantó. Los dos tienen en común que su protagonista tiene algún tipo de problema mental y está sobrepasado por su propia vida. Pero mientras en el primero te reías a carcajada limpia (de esas carcajadas de reír por no llorar, pero carcajadas al fin y al cabo), en Lo siento, Leonard Peacock apenas sacas una media sonrisa porque el protagonista está tan perdido y tan al fondo del agujero que hasta te sientes mal por reírte de sus comentarios sarcásticos.

Lo mejor: El estilo de Quick, que va enlazando escenas con una fluidez y una naturalidad envidiables. El toque de humor amargo que consigue darle a sus historias. La valentía con la que aborda temas espinosos.
Lo peor: Algunos personajes, como los padres de Leonard, caen demasiado en los tópicos y le restan credibilidad a la historia. Resulta difícil conectar con el protagonista.


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