Bianca no se considera la más guapa del instituto, pero sí demasiado lista para dejarse engañar por el atractivo y mujeriego Wesley Rush. Por eso, cuando Wesley la llama Duff —apodo que utiliza para referirse a la chica menos agraciada de un grupo de amigas—, lo último que ella espera es acabar besándose con él. Pero ha pasado y, aunque lo odia con todas sus fuerzas, el beso le gusta. Y sin apenas saber cómo, empiezan una relación secreta de amigos (o enemigos) con derecho a roce. Poco a poco, Bianca descubrirá que tienen algo en común: ambos esconden un problema familiar.
Hasta que Wesley Rush, el rompecorazones del instituto, no se lo dice, Bianca no sabe lo que es una Duff. Tampoco sabe que ella misma es el ejemplo perfecto de la Duff, esa chica fea y gorda que hay en todo grupo de amigas y que cumple una noble función: hacer que, a su lado, sus amigas parezcan más guapas. Y aunque esa palabra odiosa se mete en su cabeza sin intención de dejarla en paz, Bianca tiene más problemas de los que ocuparse. El primero, que ha besado a Wesley Rush, a pesar de que le odia. El segundo, que sin saber cómo, se han convertido en amigos con derecho a roce. Y el tercero, que su familia es cualquier cosa, excepto el ejemplo de una vida apacible y feliz.
The DUFF arranca muy bien, mucho mejor que la mayoría de novelas juveniles. Porque su protagonista es un personaje con carácter que parece tener las cosas muy claras. O, al menos, todo lo claras que puede tenerlas una adolescente que afronta cómo el matrimonio de sus padres se desmorona delante de sus ojos, en una casa donde ella parece ser la única capaz de ver el problema. Bianca, además de tener una mente inusualmente clara para su edad, es cínica, pero no de un modo exasperante, y sus comentarios y observaciones sarcásticas consiguen arrancar más de una carcajada. Además, es refrescante leer sobre una adolescente que no cae rendida a los pies del chico malo de rigor en cuanto él abre la boca. Y los temas, incluido el sexo, se abordan con una naturalidad que suele brillar por su ausencia en este tipo de libros.
Las cosas, como digo, arrancan muy bien. Bianca es la antiheroína perfecta, Wesley en cada página resulta más adorable y la autora consigue que su protagonista se enfrente a situaciones duras, como el divorcio o el alcoholismo, de forma madura, pero al mismo tiempo acorde a su edad. Hasta que llega el punto álgido de la trama, ese momento en el que las cosas dan el giro que todos esperábamos y, a partir de ahí, The DUFF cae en picado.
El argumento pierde fuelle y se enreda en un triángulo amoroso totalmente prescindible y cliché, que además la autora resuelve de la peor forma posible: sin daños colaterales para ninguno de los implicados. Si hay algo que me repatea en los libros, es ese momento en el que los personajes tienen que tomar una decisión y, en lugar de verse obligados que dejar cosas atrás, como ocurre en la vida real, el autor les da todo lo que piden. Me ocurrió con Crepúsculo, cuando Bella se decide por Edward y, en lugar de perder a Jacob, milagrosamente Jake se imprima de Renesmée para que Bella pueda tenerle a su lado. En The DUFF, salvando las (grandes) distancias, ocurre algo similar.
Lo peor de todo es ver cómo Bianca pierde su esencia. En la segunda mitad del libro, la protagonista se convierte en ese personaje que me alegré de no encontrarme al principio: una adolescente preocupada únicamente por los líos con chicos, conformista e incapaz de afrontar los problemas y de ser sincera consigo misma. Y el conflicto familiar que tan bien se había planteado al principio, de repente se resuelve como por arte de magia para que Bianca pueda preocuparse solo por su triángulo amoroso. También eché en falta un poco más de profundidad en el personaje de Wesley, que al final queda algo desdibujado, y en las amigas de Bianca. Casey tiene fuerza y es divertida, pero Jessica parece que está porque tocaba escribir sobre un trío de amigas, apenas aporta nada a la historia y aparece bastante estereotipada.
Aún así, The DUFF es un libro de lectura fácil y rápida, que engancha desde la primera página por el estilo fresco y directo al contar las cosas, porque aborda todo tipo de temas conflictivos con mucha naturalidad y porque Bianca se desmarca del prototipo de adolescente lánguida, enamoradiza y sin personalidad que tanto abunda en los libros juveniles. Una pena que la autora no consiguiera mantener el listón hasta el final.
- Lo mejor: la frescura de la narración y de su protagonista, y lo bien que se plantean y se abordan temas conflictivos como el embarazo adolescente o el alcoholismo.
- Lo peor: que la trama pierda el rumbo en los últimos capítulos, que algunos problemas se resuelvan de forma rápida y poco realista, y que al final Bianca caiga en algunos clichés.