Gillian Flynn. Mondadori. 2012. 568 páginas
En un cálido día de verano Amy y Nick se disponen a celebrar su aniversario de bodas en Misouri. Como cada año, Nick espera hasta el último minuto para comprarle el regalo a Amy. No obstante, no va a hacer falta, puesto que Amy desaparece esa misma mañana sin dejar rastro.
La cosa con Perdida pintaba bien antes de empezar. Best-seller. Thriller sobre la desaparición de una mujer. Película dirigida por David Fincher, que me descubrió a Chuck Palahniuk con El club de la lucha. De esos libros que uno sabe que se va a tragar página tras página, sin parar para tomar un respiro. La cosa con Perdida pintaba bien hasta la mitad del libro, cuando el misterio a resolver se convirtió en un telefilme de sobremesa. De los infumables, para más señas.
La pena es que la premisa, aunque trillada, no estaba mal. Amy y Nick despiertan en su casa, el día en que van a celebrar su quinto aniversario. Pero a media mañana, él descubre que su esposa ha desaparecido y el desastre en su salón demuestra que, al menos, ha habido un forcejeo antes de que Amy, con su cabello rubio y su hermoso rostro, se esfumara.
La historia se va desarrollando en dos tiempos: el presente, con la narración de Nick, y el pasado de su relación, entre el cómo se conocieron y los días previos a su desaparición, desde el punto de vista de Amy, que siempre está presente a través de las páginas de su diario. Hay algo que la autora hace especialmente bien al conseguir darle a cada uno de ellos una voz distintiva, diferenciada. Y el lector va construyendo el retrato de ambos a través de esa voz, pero también de la visión que el otro tiene de su pareja.
Las sospechas sobre la desaparición de Amy recaen, casi desde el principio, en Nick. Su papel de marido, pero sobre todo su carácter impertérrito y el hecho de que no parezca en absoluto afectado le señalan directamente como responsable. Lo mismo hace la prensa, que rápidamente se interesa por la desaparición. Ese es otro de los puntos interesantes de Perdida: cómo los medios de comunicación y la opinión pública van modelando la realidad de una historia, hasta construir su propia verdad, la única posible.
La lástima es que, a mitad de camino, la autora se vuelva loca. Entre giros y giros de la trama, aquello se convierte en un festival de inverosímil. Para no destripar detalles, solo digo que una cosa es sorprender al lector y otra muy diferente es estrujar la historia con el único fin de dejarle noqueado en cada página. Entre lo previsible y lo infumable hay un sano punto intermedio: el de los argumentos coherentes.
Lo mejor: La lectura se hace ligera y el ritmo de la historia resulta rápido. El papel que juegan los medios de comunicación en este tipo de historias. Al principio, la cosa pinta bien... hasta que el infierno de las tramas inverosímiles se desata.
Lo peor: Cómo los personajes se van desdibujando para servir a una trama que, al final, está totalmente sacada de madre. Que Ben Affleck salga en la portada de mi libro (esa manía de cambiarlas una vez que sale la película).
Hola^^
ResponderEliminarPues a mi me llama mucho la atención, creo que sería un libro que me gustaría y mucho.
besos!