Se me acumulan los libros pendientes de comentar y como de tiempo voy muy escasa, ahí van tres mini-reseñas de mis últimas lecturas del año pasado:
Las uvas de la ira, de John Steinbeck. Llevaba desde verano acumulando polvo en la estantería hasta que por fin me decidí a abrirlo. Después me costó cerrarlo casi un mes porque es una de esas historias que hay que descubrir poco a poco.
Las uvas de la ira cae siempre en la categoría de
gran novela americana y narra el periplo de una familia de campesinos que, en mitad de la Gran Depresión, se ven obligados a abandonar Massachussets para emigrar a California, en busca de trabajo.
Es una lectura imprescindible, también para comprender cómo hoy estamos repitiendo muchos de los errores que cometimos en el pasado. Habla de la emigración, de la pobreza y de la desesperanza de perseguir un futuro próspero que constantemente se nos escapa entre las manos por mucho que nos esforcemos en alcanzarlo. Pero es también una historia de dignidad y de compasión que, por desgracia, hoy resulta más actual de lo que debería.
Mansfield Park, de Jane Austen. El año pasado se celebró el centenario de la publicación de
Orgullo y prejuicio, el único libro de Austen que había leído, así que me pareció un buen momento para seguir investigando su catálogo.
Mansfield Park es quizás el título de Austen que peores críticas recibe y, después de leerlo, entiendo por qué. Relata la historia de Fanny Price, una joven que se muda a la mansión de sus ricos tíos para escapar de la pobreza en la que vive en casa de sus padres. El punto débil de
Mansfield Park son sus personajes. La lectura es agradable, con diálogos perfectamente construidos y descripciones vivas, pero los personajes —y en especial su protagonista— resultan cargantes y es difícil sentir empatía hacia ellos.
Lo bello y lo triste, de Yasunari Kawabata. Por lo visto,
la J-lit o literatura japonesa está de moda. Mi conocimiento es limitado y hasta hace bien poco tan solo incluía haber leído
Tokio Blues, de Haruki Murakami, el eterno nominado al Nobel. Precisamente Yasunari Kawabata fue el primer novelista japonés en hacerse con el galardón en 1968. No recuerdo cómo llegué hasta su nombre, pero en Goodreads me llamó la atención el resumen de una de sus obras,
Lo bello y lo triste. Cuenta la historia de un escritor casado que viaja a Kioto para escuchar las campanas de Año Nuevo. O quizás lo hace para encontrarse con una antigua amante a la que humilló y que ahora se ha convertido en una reconocida pintora, cuya joven discípula está dispuesta a vengar a su maestra.
No debería generalizar, sobre todo teniendo en cuenta que apenas tengo idea de literatura japonesa, pero sí creo que los novelistas nipones tienen una sensibilidad diferente a la hora de escribir. O puede que simplemente esté generalizando. Pero
Lo bello y lo triste es una historia enigmática que deja un regusto raro (aunque no por ello malo) al terminar.
En este enlace hay más títulos para quien le interese seguir investigando sobre la J-lit.
El de Jane Austen y Las uvas de la ira tengo muchas ganas de leerlos.
ResponderEliminarBesos :3
¡Hola! Te escribo para decirte que has sido nominada en mi blog literario A little girl in the Wold. http://alittlegirlintheblog.blogspot.com.es/2014/01/nominada-en-los-liebster-award.html
ResponderEliminarEstoy a -NADA- de comenzar Mansfield Park. Amo, en serio AMO Jane Austen, me parece una de las embajadoras de la literatura del siglo XIX. Sólo que tengo dos libros antes de ése, pero cuando lo lea me acordaré de esta entrada! :)
ResponderEliminarCon respecto a los otros dos, no sabía de ellos...
Saludos!
Pues vaya selección más interesante que nos traes! Todos me parecen dignos de ser leídos y de hecho, ya estaban entre mis pendientes... No sé cuando saldrán de ahí, pero gracias por habérmelos recordado. 1beso!
ResponderEliminarMansfield Park me gustó más de lo que me esperaba. Yo con el que me lleve una pequeña decepción (muy pequeña, que aun así y todo es Austen y me encanta) es con La abadía de Northanger.
ResponderEliminarLo bello y lo triste también me dejo un regusto raro, lo leí hace unos meses y todavía no sabría decir si me convenció o no.
Las uvas de la ira es todo un clásico que quiero leer.
Un beso!