Rainbow Rowell. Alfaguara. 2012. 432 páginas
Una historia de amor entre dos outsiders lo bastante inteligentes como para saber que el primer amor nunca es para siempre, pero lo suficientemente valientes y desesperados como para intentarlo.
Me enamoré de Eleanor & Park primero por su portada y después por la historia que cuenta. Eleanor, con su melena rizada pelirroja y su ropa llena de remiendos, es una tía rara. Aparte de la nueva en el instituto. Todo el mundo lo sabe. También Park, el chico asiático que prefiere vivir la vida desde un discreto segundo plano; el "capullo asiático" para Eleanor que, un buen día, deja de serlo cuando ambos empiezan a compartir cómics y cintas de casete en el bus que les lleva todas las mañanas a clase.
La historia está narrada por ambos protagonistas que, aunque caen dentro de la categoría de raritos, lo cierto es que no resultan estereotipados. Eleanor está lejos de ser la heroína lánguida que tanto abunda en las novelas juveniles. Rellenita y con carácter, a veces resulta incomprensible y cambiante, pero también coherente con su propio personaje, pues con el caos que es su vida fuera del instituto, Eleanor no podría ser de otra manera. Y Park es un chico sensible y romántico, que se aleja (por suerte) del típico protagonista duro y mujeriego que estoy harta de leer.
La historia está escrita bonita, llena de momentos cómicos, y tiernos, e inocentes, y muy adolescentes, capaces de arrancar un suspiro o una sonrisa tonta en cualquier página. Pero también toca temas duros, como los malos tratos, el alcoholismo o el abandono familiar. Es un libro que es mejor no leer en el metro o en cualquier lugar público, excepto si no te importa echar una lagrimilla rodeado de extraños.
Se agradece también que no sea una de esas historias de amor a primera vista, tan irracionales que resultan poco creíbles. Al contrario, Eleanor & Park es un libro que no tienen prisa por llegar al "te quiero", que cuida los detalles y al lector, y que le permite disfrutar del camino, de las primeras miradas y de las mariposas en el estómago, tanto como del primer beso. Esa preocupación por los detalles de la autora se ve también en lo bien ambientado que está todo: en 1986, cuando el cacharro tecnológico más avanzado al que podía aspirar un adolescente era un walkman.
La de Eleanor y Park es también de esas historias que lees y a veces tienes la sensación de que no está ocurriendo nada. Excepto porque, en realidad, ocurre todo. La adolescencia, las canciones que se te meten en la cabeza y te obsesionan como solo pueden hacerlo cuando tienes quince años, la magia de enamorarse por primera vez y cómo la vida empieza y termina en ese primer beso. Es tierna y es dura, y capaz de arrancarte una sonrisa y una lágrima en la misma página. Un libro agridulce, pero ese suele ser el sabor de las cosas que merecen la pena.
Lo mejor: el estilo limpio y claro de la autora, las conversaciones entre Eleanor y Park, y lo bien que captura cómo es eso de ser adolescente y enamorarte por primera vez.
Lo peor: las referencias a películas, música y cómics que se me escapan porque yo no fui adolescente en los 80, los compañeros del instituto aparecen de refilón y poco caracterizados.