Mini-reseñas: Las uvas de la ira, Mansfield Park y Lo bello y lo triste

martes, 21 de enero de 2014

Se me acumulan los libros pendientes de comentar y como de tiempo voy muy escasa, ahí van tres mini-reseñas de mis últimas lecturas del año pasado:

Las uvas de la ira, de John Steinbeck. Llevaba desde verano acumulando polvo en la estantería hasta que por fin me decidí a abrirlo. Después me costó cerrarlo casi un mes porque es una de esas historias que hay que descubrir poco a poco. Las uvas de la ira cae siempre en la categoría de gran novela americana y narra el periplo de una familia de campesinos que, en mitad de la Gran Depresión, se ven obligados a abandonar Massachussets para emigrar a California, en busca de trabajo.

Es una lectura imprescindible, también para comprender cómo hoy estamos repitiendo muchos de los errores que cometimos en el pasado. Habla de la emigración, de la pobreza y de la desesperanza de perseguir un futuro próspero que constantemente se nos escapa entre las manos por mucho que nos esforcemos en alcanzarlo. Pero es también una historia de dignidad y de compasión que, por desgracia, hoy resulta más actual de lo que debería.




Mansfield Park, de Jane Austen. El año pasado se celebró el centenario de la publicación de Orgullo y prejuicio, el único libro de Austen que había leído, así que me pareció un buen momento para seguir investigando su catálogo.

Mansfield Park es quizás el título de Austen que peores críticas recibe y, después de leerlo, entiendo por qué. Relata la historia de Fanny Price, una joven que se muda a la mansión de sus ricos tíos para escapar de la pobreza en la que vive en casa de sus padres. El punto débil de Mansfield Park son sus personajes. La lectura es agradable, con diálogos perfectamente construidos y descripciones vivas, pero los personajes —y en especial su protagonista— resultan cargantes y es difícil sentir empatía hacia ellos.



Lo bello y lo triste, de Yasunari Kawabata. Por lo visto, la J-lit o literatura japonesa está de moda. Mi conocimiento es limitado y hasta hace bien poco tan solo incluía haber leído Tokio Blues, de Haruki Murakami, el eterno nominado al Nobel. Precisamente Yasunari Kawabata fue el primer novelista japonés en hacerse con el galardón en 1968. No recuerdo cómo llegué hasta su nombre, pero en Goodreads me llamó la atención el resumen de una de sus obras, Lo bello y lo triste. Cuenta la historia de un escritor casado que viaja a Kioto para escuchar las campanas de Año Nuevo. O quizás lo hace para encontrarse con una antigua amante a la que humilló y que ahora se ha convertido en una reconocida pintora, cuya joven discípula está dispuesta a vengar a su maestra.

No debería generalizar, sobre todo teniendo en cuenta que apenas tengo idea de literatura japonesa, pero sí creo que los novelistas nipones tienen una sensibilidad diferente a la hora de escribir. O puede que simplemente esté generalizando. Pero Lo bello y lo triste es una historia enigmática que deja un regusto raro (aunque no por ello malo) al terminar. En este enlace hay más títulos para quien le interese seguir investigando sobre la J-lit.

Reseña: Bajo la misma estrella, de John Green

miércoles, 15 de enero de 2014

John Green. Random House Mondadori. 2012. 302 páginas

Os presentamos a Hazel Grace. Dieciséis años y enferma de cáncer. Su madre piensa que está deprimida y por eso la ha obligado a asistir a un grupo de apoyo que se reúne en una iglesia episcopal. Todo resulta de lo más deprimente hasta que aparece Augusus Waters. Diecisiete años, una pierna ortopédica y un físico que quita el hipo. Al menos el de Hazel.

Empecé a leer Bajo la misma estrella con recelo. Es lo que me suele pasar con los libros de los que oigo hablar tanto (y tan bien) antes de decidirme por ellos. Y es lo que me suele pasar, también, con los libros que parecen querer predisponerme a la lágrima fácil antes incluso de empezar. 

El último libro de John Green es de esas historias en las que el pañuelo es obligatorio. Hazel Grace y sus pulmones empeñados en no respirar conocen a Augustus Waters y a su pierna ortopédica en un grupo de apoyo para adolescentes enfermos de cáncer. Augustus tiene miedo al olvido y Hazel sabe que sin dolor, sería imposible conocer el placer. Ambos creen que todo, ellos incluidos, son "efectos colaterales" de estar muriéndose, pero aun así, emprenden juntos una aventura para descubrir el final no escrito del libro favorito de Hazel.

No había leído nada de John Green y su estilo, directo y limpio, me ha gustado, aunque en las primeras páginas ya caí en la cuenta de dos cosas, una buena y otra no tanto. La buena: que la historia emociona por lo que cuenta y no por cómo lo cuenta. Sí, se llora. Y mucho (es otro de esos libros que es mejor no leer en público). Pero con un material tan lacrimógeno entre sus manos, es de agradecer que el autor se haya alejado lo máximo posible del lenguaje dramático y haya optado por utilizar un tono sarcástico, casi amargo. Hazel y Augustus son más conscientes que nadie de su situación y, sin molestarse en ser delicados o políticamente correctos, llaman a las cosas por su nombre. A la muerte, a la enfermedad y a sus miedos.

Lo que me lleva a la segunda apreciación que hice al comenzar a leer, la que no era tan buena. Y es que la ironía y el sarcasmo de los dos protagonistas a veces no me han dejado ver más allá, tanto que al principio sus voces eran tan parecidas que incluso me resultaron personajes intercambiables. Ese matiz burlón que utilizan ambos lo encontré excesivo en algunas partes, y creo que no me permitió conocer bien a los protagonistas, sobre todo a Augustus, que con sus frases grandilocuentes en ocasiones caía en la caricatura.

Pero cuando el autor rebajaba el sarcasmo, manteniendo la amargura y una franqueza que al principio incluso me pareció incómoda, entonces era imposible no sentir el dolor de Hazel y de Augustus. También el de sus familias, que están presentes en la historia, prácticamente en cada página, y juegan un papel fundamental. Algo bastante inusual en las novelas juveniles, donde los protagonistas suelen ser adolescentes con padres que el autor nombra de pasada, pero a los que nadie ve nunca aparecer en escena.

Otro punto positivo: la relación de Hazel y Augustus se aleja de la ñoñería y no monopoliza todo el relato. Porque Bajo la misma estrella es algo más que un libro sobre cómo dos adolescentes enfermos de cáncer se enamoran. Es también una historia sobre padres que temen perder a sus hijos demasiado pronto y sobre hijos que ven a sus padres sufrir. Sobre cómo hacemos de la enfermedad algo despojado de toda heroicidad. Y sobre el miedo a la muerte, tan fuerte como el miedo a una vida que se limita a ser una lucha continua contra el cáncer.

Lo mejor: la honestidad de la historia y de sus protagonistas. Que el autor no haya recargado la historia, conmovedora de por sí, con un tono melodramático.
Lo peor: el sarcasmo a ratos excesivo que impedía conocer y conectar con los personajes. Los diálogos, sobre todo algunas frases de Augustus, que resultaban poco reales.


Reseña: Eleanor & Park, de Rainbow Rowell

domingo, 12 de enero de 2014



Rainbow Rowell. Alfaguara. 2012. 432 páginas

Una historia de amor entre dos outsiders lo bastante inteligentes como para saber que el primer amor nunca es para siempre, pero lo suficientemente valientes y desesperados como para intentarlo.


Me enamoré de Eleanor & Park primero por su portada y después por la historia que cuenta. Eleanor, con su melena rizada pelirroja y su ropa llena de remiendos, es una tía rara. Aparte de la nueva en el instituto. Todo el mundo lo sabe. También Park, el chico asiático que prefiere vivir la vida desde un discreto segundo plano; el "capullo asiático" para Eleanor que, un buen día, deja de serlo cuando ambos empiezan a compartir cómics y cintas de casete en el bus que les lleva todas las mañanas a clase.

La historia está narrada por ambos protagonistas que, aunque caen dentro de la categoría de raritos, lo cierto es que no resultan estereotipados. Eleanor está lejos de ser la heroína lánguida que tanto abunda en las novelas juveniles. Rellenita y con carácter, a veces resulta incomprensible y cambiante, pero también coherente con su propio personaje, pues con el caos que es su vida fuera del instituto, Eleanor no podría ser de otra manera. Y Park es un chico sensible y romántico, que se aleja (por suerte) del típico protagonista duro y mujeriego que estoy harta de leer.

La historia está escrita bonita, llena de momentos cómicos, y tiernos, e inocentes, y muy adolescentes, capaces de arrancar un suspiro o una sonrisa tonta en cualquier página. Pero también toca temas duros, como los malos tratos, el alcoholismo o el abandono familiar. Es un libro que es mejor no leer en el metro o en cualquier lugar público, excepto si no te importa echar una lagrimilla rodeado de extraños. 

Se agradece también que no sea una de esas historias de amor a primera vista, tan irracionales que resultan poco creíbles. Al contrario, Eleanor & Park es un libro que no tienen prisa por llegar al "te quiero", que cuida los detalles y al lector, y que le permite disfrutar del camino, de las primeras miradas y de las mariposas en el estómago, tanto como del primer beso. Esa preocupación por los detalles de la autora se ve también en lo bien ambientado que está todo: en 1986, cuando el cacharro tecnológico más avanzado al que podía aspirar un adolescente era un walkman.

La de Eleanor y Park es también de esas historias que lees y a veces tienes la sensación de que no está ocurriendo nada. Excepto porque, en realidad, ocurre todo. La adolescencia, las canciones que se te meten en la cabeza y te obsesionan como solo pueden hacerlo cuando tienes quince años, la magia de enamorarse por primera vez y cómo la vida empieza y termina en ese primer beso. Es tierna y es dura, y capaz de arrancarte una sonrisa y una lágrima en la misma página. Un libro agridulce, pero ese suele ser el sabor de las cosas que merecen la pena.

Lo mejor: el estilo limpio y claro de la autora, las conversaciones entre Eleanor y Park, y lo bien que captura cómo es eso de ser adolescente y enamorarte por primera vez.
Lo peor: las referencias a películas, música y cómics que se me escapan porque yo no fui adolescente en los 80, los compañeros del instituto aparecen de refilón y poco caracterizados.

Nuevos vecinos en la estantería #3

miércoles, 8 de enero de 2014

Con la resaca de las Navidades ya superada, me ha tocado buscarle hueco en la estantería a unos cuantos libros. Mi lista para los Reyes era bastante más larga, pero aun así no se han portado mal (o yo no me he portado mal).


Bajo la misma estrella, de John Green. Con él abro la lista de nuevos libros y con él rompo también uno de mis propósitos lectores de este año: el de no acercarme a la zona de literatura juvenil en las librerías. Aunque técnicamente no he sido yo, es culpa de los Reyes. Debo de ser de las últimas que se apunta a leer esta historia, pero ya que la peli está al caer, aprovecho. Lo he empezado hoy porque necesito lectura para el metro y llevar todos los días encima el tocho de Ana Karenina no, gracias.

Pastoral americana, de Philip Roth. Me da miedo. Mucho miedo. Me lo apunté después de leer La verdad sobre el caso Harry Quebert y ver que lo comparaban con él, pero tiene pinta de ser uno de esos libros que van a acumular polvo en la estantería antes de que me atreva a abrirlo.

Cumbres borrascosas, de Emily Brontë. Sí, lo confieso, cuando leí Crepúsculo hace unos cuantos años no me lancé inmediatamente después a por Cumbres borrascosas (aunque sí lo hice con Orgullo y prejuicio). En realidad lo que quería era Jane Eyre, de otra de las hermanas Brontë, Charlotte, pero por lo visto los Reyes Magos no leyeron bien toda la lista que les hice… así que tendré que ir a comprarlo y romper otro de mis propósitos de 2014.

Nada, de Carmen Laforet. Para empezar con el reto 25 españoles.

Lolita, de Vladimir Nabokov. Otro clásico más eternamente pendiente.

Kitchen, de Banana Yoshimoto. Creo que pesqué el nombre de este libro por Twitter, pero ni siquiera me acuerdo de por qué lo añadí a la lista. Solo sé que la literatura japonesa me produce mucha curiosidad, aunque de momento solo he leído un libro de Murakami (Tokio blues, por supuesto) y otro de Yasunari Kawabata (Lo bello y lo triste), ambos recomendables.

After dark, de Haruki Murakami. Pues eso, que ya toca ir a por más libros del eterno favorito para el Nobel.

4 retos y 5 propósitos lectores para 2014

viernes, 3 de enero de 2014



El desafío para 2014 es leer 60 libros. El año pasado me propuse leer 40 y terminé con 43, pero con varios meses de sequía lectora, así que con un poco de disciplina y fuerza de voluntad (que no me sobran) creo que este año puedo volver a conseguirlo.

2014 Reading Challenge

2014 Reading Challenge
Bars has read 0 books toward her goal of 60 books.
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Reto Lee el nombre de tu blog. Es una idea del blog Imaginatura, aunque este año la organiza Fantasía Literaria Juvenil, donde os podéis apuntar. El desafío consiste en leer durante todo el año libros cuya letra inicial del título coincida con las que componen el nombre del blog hasta completarlo.

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B
R
O
S

Reto 25 españoles. La literatura en castellano es uno de mis puntos flacos y desde el blog Libros que hay que leer nos proponen leer este año 25 títulos escritos originalmente en nuestra lengua. No sé si llegaré a tantos, pero así al menos me obligo a ponerme las pilas con los autores españoles y latinoamericanos. El primero en caer será seguramente Rayuela, que lleva acumulando polvo en la estantería desde que me lo regalaron el año pasado por Reyes.

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Reto Grandes monstruos de la literatura. Leer clásicos es un tópico en las listas de propósitos lectores, pero entre tanta novedad, tanta portada bonita y tanto resumen de libros recién publicados que, de repente, una tiene la necesidad de leer, lo de ir tachando nombres de la lista de clásicos pendientes suele ser un reto difícil de cumplir. Ya que he empezado el 2014 con Ana Karenina, me apunto al desafío que proponen los blogs Juntando más letras y Caminando entre libros. Hay varios niveles, yo de momento me atrevo a leer entre tres y cinco este año, no creo que tenga fuerzas ni tiempo para más. Podéis apuntaros aquí.

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Y cinco propósitos para no cumplir:
  1. Evitar las épocas de sequía lectora. 
  2. Mantenerme alejada de las estanterías de Young Adult cuando entre en una librería. 
  3. No perder por sistema los marcapáginas. No puede ser tan difícil conservarlos a buen recaudo. 
  4. Reseñar casi todos los libros que lea. Por falta de tiempo y mala organización muchos se me han quedado en el tintero desde que empecé con el blog. 
  5. No comprar más libros de los que ya tengo pendientes y mirándome con pena desde la estantería. Ellos nunca lo harían.